domingo, 2 de enero de 2011

Maneki Neko


Leyendas sobre el Maneki Neko

Hay diversas versiones de la leyenda de este simbolismo. Una de ellas comparto con ustedes:

Durante el siglo XVII, en la era Edo, en la época de los señores feudales, existía en Tokio un templo que había conocido días mejores y que tenía serios problemas económicos y estaba semi-destruido. El sacerdote del templo era muy pobre, pero aun así, compartía la escasa comida que tenía con su gata, Tama.

Un día, un señor feudal, un hombre de gran fortuna e importancia llamado Naotaka II ((井伊直孝)) fue sorprendido por una tormenta mientras cazaba y se refugió bajo un gran árbol que se encontraba cerca del templo. Mientras esperaba a que amainara la tormenta, el hombre vio que una gata de color blanco, negro y marrón, le hacía señas para que se acercara a la puerta del templo. Tal fue su asombro que dejó el refugio que le ofrecía el árbol y se acercó para ver de cerca a tan singular gata. En ese momento, un rayo cayó sobre el árbol que le había dado cobijo.

A consecuencia de ello, el hombre rico se hizo amigo del pobre sacerdote, financió las reparaciones del templo y éste prosperó, con lo que el sacerdote y su gato nunca volvieron a pasar hambre.

Tras su muerte, Tama recibió un solemne y cariñoso entierro en el cementerio para gatos del Templo Goutokuji, y se creó el Maneki Neko en su honor. Se dice que un Maneki Neko en el lugar de trabajo, el hogar o incluso una página web atrae la buena suerte y los visitantes.

Colores y significado

Dependiendo la pata que el Maneki-neko levante tiene distintos significados:

Si saluda con la pata derecha:se dice que trae prosperidad y dinero

Si saluda con la pata izquierda, atrae visitas, también se cree que cuanto más alto levante la pata, los atrae desde mayores distancias.

Si saluda con ambas patas, protege al hogar o establecimiento.

Dependiendo de su color también tiene distintos significados

Diferentes modelos de Maneki-neko.

Tricolor (blanco, negro y naranja). Tradicionalmente es el gato que más suerte da, y se dice que trae fortuna a los viajeros. Como curiosidad, ese tipo de tricolor se llama Calicó.

Verde: Atrae la salud y seguridad en el hogar y los buenos resultados en los estudios.

Blanco: Pureza, cosas buenas por venir.

Plata o dorado: Suerte en los negocios.

Azul: Cumplir los sueños.

Rojo: Éxito en el amor y/o ahuyenta lo malo.

Amarillo: Economía.

Negro: Evitar la mala suerte y aumentar la felicidad.

Rosa: Elegir a la persona con quien contraer matrimonio.

Violeta: Sirve para los estudiantes y recién graduados.

miércoles, 7 de julio de 2010

Nasrudín



En la India es bien conocida esta historia protagonizada por Nasrudín y que a continuación relatamos: El padre de Nasrudín era el cuidador de un santuario muy célebre y visitado por una extraordinaria cantidad de fieles. Acudían a él toda suerte de devotos para rendir culto. Se había hecho muy famoso. A lo largo de los años, tanto había escuchado Nasrudín hablar sobre las verdades espirituales, que él mismo se propuso viajar y adquirir así un conocimiento directo sobre las mismas. Se despidió de su padre, quien, como regalo de despedida, le obsequió con un burro.
Satisfecho, Nasrudín emprendió su viaje en busca de realidades supremas. Nasrudín viajó incansablemente, siempre contando con la fidelidad de su pollino. Pero cierto día, el burro, que ya no era joven, se desplomó y murió. Su cansado corazón le había fallado. Nasrudín se sentó al lado de su amado burro muerto y comenzó a gemir dolorosamente. Los transeúntes se apiadaban de él y le hacían compañía por un rato. Algunos empezaron a poner ramas y hojas sobre el cadáver del burro, que, poco a poco, fue de esta manera ocultado. Otros echaron piedras y barro sobre las ramas y, así, después de un tiempo, se había formado un santuario sobre el burro muerto. Nasrudín seguía entristecido, y día tras día continuaba haciendo compañía al burro. Los peregrinos que acertaban a pasar por aquel lugar, al ver a un hombre sentado junto a un santuario, pensaron que debía tratarse del santuario de un gran maestro espiritual, por lo que también muchos de ellos pasaban una temporada junto al santuario. Ofrendaban frutas y dejaban buenas sumas de dinero. La noticia se iba propagando y empezaron a peregrinar al santuario fieles de las aldeas y pueblos de alrededor. Ya se aseguraba que era el santuario de un gran iluminado. Tanto dinero aportaron los fieles que, finalmente, Nasrudín hizo construir una enorme mezquita junto al santuario, visitada por millares de devotos de todas las latitudes. Acudían peregrinos, fieles e incluso maestros espirituales. Nasrudín se hizo rico y célebre. Tanto creció la fama de su santuario que las noticias llegaron a oídos de su padre. Éste tomó la decisión de visitar a su hijo. Se encontraron después de años, y ambos sintieron una profunda alegría.
--Hijo mío -dijo el padre de Nasrudín-, no sabes hasta qué punto eres famoso. Tu santuario ha cobrado tanta celebridad que se oye hablar de él hasta en los confines del país. Pero, hijo, dime algo que quiero saber desde hace tiempo: ¿Qué gran iluminado yace en este santuario para que atraiga tantos devotos?
--¡Oh, padre! -exclamó Nasrudín-.Lo que voy a contarte es increíble. No puedes ni siquiera imaginártelo, padre mío. ¿Recuerdas el burro que me regalaste? Pues aquí está enterrado aquel pobre animal.
Entonces el padre de Nasrudín comentó:
--Hijo mío, ¡qué raros son los designios del destino! ¿Sabes una cosa? Ése fue también mi caso. El santuario que yo custodio es también el de un burro que a mí se me murió.

*El Maestro dice: Si eres víctima del apego, la imitación, las creencias ajenas y sigues a ciegas las voluntades de los demás, tanto más tardarás en ejercer el control de tu propia vida y el desarrollo del auténtico poder interior

sábado, 12 de junio de 2010

El Rey Sho Shin


EL ORIGEN DEL KARATE, Como cuento para niños y niñas.

El Rey Sho shin

Hace muchísimos años en unas islas del Oriente jugaban los dos mejores amigos Sho shin, y Ming les gustaba jugar a las orillas del mar saltando de roca en roca, lanzaban piedras con tanta fuerza de una isla a otra. pero su juego preferido era correr como el viento en el silencio, sentados colocaban sus espaldas muy juntas esperaban a que el silencio llegara y cuando el viento detenía su paso, ambos se paraban rápidamente y el mas veloz sacaba el pañuelo que el otro tenía en la cabeza, de un salto llegaban a la roca mas cercana y se quedaban allí, inmóviles haciendo equilibrio en solo un pie, el último que caía era el ganador así, podían pasar horas en esa posición, eran tardes llenas de juegos, de saltos y de risas entre los niños.

Hasta que un día Ming se fue con sus padres a otra isla mas grande llama China, donde siempre recordó a su amigo Sho shin con mucho cariño, en cambio Sho shin que nunca entendió porque su amigo se fue, lo recordó con dolor, nunca mas jugo a los juegos que acostumbraba con Ming, se volvió gordo y poco ágil, no le gustaba que alguien tuviera algo que él no poseía y se dedico a quitar cada bien a cada persona de la isla, comenzó así a juntar riquezas y pronto se transformo en el rey Sho shin de Okinawa, el cual cuidaba mucho sus riquezas y para no perderlas mando a sus soldados al pueblo a quitar cualquier arma que alguien tuviese para no sentirse amenazado de perder sus riquezas.

Sho shin, solo dejo un cuchillo para el pueblo el cual estaba encadenado a un árbol en el centro de la plaza, para que la gente del pueblo pudiera cocinar y hacer sus labores.

Kihon era un pequeño que sabía leer y escribir y todas las noches acompañaba a su padre hasta el árbol de la plaza para que tallara los escudos del rey Sho shin , su padre que lo conocía desde pequeño siempre le contaba lo bueno y ágil que era cuando niño y jugaba con Ming, su mejor amigo y lo mucho que cambio cuando Ming se fue.

Después de un tiempo Okinawa comenzó a sufrir ataques de otros pueblos y los okinawences no tenían como defenderse. Kihon que muchas veces escucho a su padre hablar de lo bueno que era Sho shin cuando pequeño y de lo mucho que cambio cuando perdió a su amigo, le mando una carta a Ming el mejor amigo de Sho shin, para pedir ayuda, ya que el rey era indiferente con el sufrimiento del pueblo, Kihon recibió sólo una respuesta secreta de Ming, un puño bordado con letras doradas que decía: Kihon: se respetuoso, leal, disciplinado y nunca dejes de honrar a tu pueblo, pronto llegan, Kihon no entendió pero solo hizo y repitió lo que el puño decía, semanas mas tarde a la isla llegaron 36 familias y entre sus ropas tenían bordado la misma figura que le envió Ming, sin embargo no dejaban que otros vieran los dibujos era algo importante que solo podían compartir con algunos. Kihon comprendió que Ming los envió, ellos se hacían llamar la comunidad de las 36 familias a escondidas de Sho shin, y esta comunidad no solo les enseño de las plantas y de los animales sino que les enseñaron el arte del combate sin armas.

Pasaron muchos años y Okinawa fue invadido por los japoneses, Kihon y los okinawences tuvieron que defenderse solo con lo aprendido, usando sus manos ante los armados japoneses, a lo que los japoneses llamaron Okinawa-te. (la mano de Okinawa)

A los japoneses le gusto mucho esta forma de combate y decidieron estudiarla e implementarla en su vida diaria y le llamaron Karate (manos vacías). Fue así como el pequeño Kihon se convirtió en el mas avezado de los practicantes de esta disciplina y fue llevado a Japón a difundirla entre los suyos y siempre llevaba consigo el puño bordado el cual solo mostraba cuando sus discípulos eran respetuosos, leales, disciplinados y honraban a su pueblo.

Hoy muchas personas se quedan fijas mirando el puño bordado de Kihon …solo algunas pueden descubrir lo que Ming escribió y Kihon leyó.

Karate Morales Díaz

Juan Carlos Morales cinturón negro 1er Dan

Carla Díaz cinturón café 1er kyu

miércoles, 19 de mayo de 2010

Tiro al blanco


Después de ganar varias competencias de tiro al blanco, el joven y algo presumido campeón, desafió a un maestro del Zen famoso por su habilidad como arquero. El joven demostró una notable habilidad técnica cuando impactó el centro de un apartado blanco en su primer intento, y después, cuando partió esa flecha con su segundo tiro. "¡Allí lo tiene!" le dijo al anciano, "¡vea si puede igualar eso!" Imperturbado, el maestro no sacó su arco, en vez de eso le hizo un gesto para que lo acompañara a la montaña.

Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió, hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un débil e inestable tronco.

Caminando tranquilamente hasta el centro del frágil y ciertamente peligroso puente, el viejo maestro escogió un lejano árbol como blanco, sacó su arco, y disparó un tiro limpio y directo.

"Ahora es su turno", le dijo mientras regresaba distinguidamente hasta suelo seguro.

Mirando con terror el aparente abismo sin fondo, el joven no pudo forzarse a caminar sobre el tronco, ni menos disparar al blanco.

"Usted tiene mucha habilidad con su arco", dijo el maestro, notando el aprieto de su desafiante, "pero tiene poca habilidad con la mente, que le deja aflojar el tiro".

lunes, 17 de mayo de 2010

Una vida inútil



Un granjero se puso tan viejo que no ya podría trabajar los campos. Así que pasaría el día sentado en el pórtico. Su hijo, aún trabajando la granja, levantaba la vista de vez en cuando y veía a su padre sentado allí. “Ya no es útil”, pensaba el hijo para sí, “¡no hace nada!”. Un día el hijo se frustró tanto por esto, que construyó un ataúd de madera, lo arrastró hasta el pórtico, y le dijo a su padre que se metiera dentro.

Sin decir nada, el padre se metió. Después de cerrar la tapa, el hijo arrastró el ataúd al borde de la granja donde había un elevado acantilado. Mientras se acercaba a la pendiente, oyó un débil golpeteo en la tapa desde adentro del ataúd. Lo abrió. Aún tendido allí, pacíficamente el padre mirada hacia arriba a su hijo. “Sé que usted va a lanzarme al acantilado, pero antes de que lo haga, ¿puedo sugerir algo?”, “¿Qué?” contestó el hijo, “Arrójeme desde el acantilado, si usted quiere”, dijo a padre, “pero guarde este buen ataúd de madera. Sus niños pudieran necesitar usarlo”.¡

miércoles, 5 de mayo de 2010

Un extraño animal


Un leñador estaba trabajando duramente en unas remotas montañas, cuando apareció un extraño animal que nunca antes había visto.

—Ah —dijo el animal—, nunca antes habías visto algo como yo.

Al leñador le sorprendió muchísimo oír hablar al animal.

—Y estás asombrado de que pueda hablar…

Al leñador también le sorprendió que la bestia supiera sus pensamientos.

—Y de que sepa lo que estás pensando —continuó el animal.

Viendo el animal, al leñador le dieron ganas de atraparlo y llevárselo a su hogar.

—¿Así que quieres capturarme vivo, cierto?

Y si no, quizá podría darle un hachazo y después llevárselo a su hogar.

—Y ahora quieres matarme —dijo el animal.

El leñador se dio cuenta que no podría hacerle nada, puesto que la bestia siempre sabía lo que él pensaba hacer. Así pues, regresó al trabajo, decidido en ignorar al animal.

—Y ahora —dijo— me abandonas.

Apenas pudo trabajar, el leñador se descubrió pensando a menudo en el animal que estaba allí, y la bestia siempre hacía un comentario de acuerdo a lo que pensaba. Deseó que se alejara, y al final le pidió que lo dejara tranquilo.

Aparentemente el animal no deseaba irse. Estaba parado allí, cerca de él, leyendo todos sus pensamientos y no parecía tener buenas intenciones.

Finalmente, no sabiendo qué más hacer, el leñador se resignó, tomó su hacha otra vez, determinado a no prestar más atención a este extraño animal. Y prosiguió, sin nada más en la mente, con el corte de los árboles.

Mientras él trabajaba así, sin pensamientos en su cabeza excepto el hacha y el árbol, la cabeza del hacha voló del mango y dio muerte al animal.

Extraído del libro Zen Inklings, de Donald Richie.

lunes, 3 de mayo de 2010

El cantero


Había una vez un cantero que estaba insatisfecho consigo mismo y con su posición en la vida. Un día pasó por la casa de un rico comerciante. A través de la entrada abierta, vio muchas finas posesiones e importantes visitantes. "¡Cuán poderoso debe ser el comerciante!", pensó el cortador de piedra. Se puso muy envidioso y deseó que pudiera ser como el comerciante. Para su gran sorpresa, se convirtió repentinamente en el comerciante, gozando de más lujos y poder de lo que siempre había imaginado, pero envidiado y detestado por aquellos menos ricos que él.

Pronto un alto funcionario pasó cerca, llevado en una silla de manos, acompañado por asistentes y escoltado por soldados batiendo gongos. Todos, sin importar cuan rico, tenían que hacer una reverencia ante la procesión. "¡Cuán poderoso es ese funcionario!", pensó. "¡Deseo que pudiera ser un alto funcionario!".

Entonces se convirtió en el alto funcionario, llevado por todas partes en su bordada silla de manos, temido y odiado por la gente de todo alrededor. Era un día caluroso de verano, por eso el funcionario se sentía muy incómodo en la pegajosa silla. Levantó la mirada al sol. Brillaba orgulloso en el cielo, no afectado por su presencia. "¡Cuán poderoso es el sol!" pensó. "¡Deseo que pudiera ser el sol!".

Entonces se convirtió en el sol, brillando ferozmente sobre todos, abrasando los campos, maldecido por los granjeros y los trabajadores. Pero una enorme nube negra se interpuso entre él y la tierra, de modo que su luz no pudo brillar más sobre todo allá abajo. "¡Cuán poderosa es esa nube de tormenta!", pensó. "¡Deseo que pudiera ser una nube!".

Entonces se convirtió en la nube, inundando los campos y las aldeas, increpado por todos. Pero pronto descubrió que estaba siendo empujado lejos por cierta gran fuerza, y se dio cuenta de que era el viento. "¡Cuán poderoso es!", pensó. "¡Deseo que pudiera ser el viento!".

Entonces se convirtió en el viento, llevándose tejas de los techos de las casas, arrancando árboles, temido y odiado por todos debajo de él. Pero después de un rato, se izó en contra de algo que no movería, no importa cuan fuertemente soplara en contra de ella, una enorme y altísima roca. "¡Cuán poderosa es esa roca!", pensó. "¡Deseo que pudiera ser una roca!".

Entonces se convirtió en la roca, más poderosa que nada más en la tierra. Pero mientras estaba parado allí, oyó el sonido de un martillo golpeando un cincel en la dura superficie, y sintió que estaba siendo cambiado. "¿Qué podría ser más poderoso que yo, la roca?", pensó. Bajó la mirada y vio lejos debajo de él, la figura de un cantero.